Para disfrutar de un esplendoroso jardín debemos dedicar gran parte de nuestro tiempo a su mantención y cuidado. Pero en el invierno se incrementan los esfuerzos. Es necesario preparar y cuidar las plantas para que resistan las adversas condiciones de esta época y continúen engalanando el hogar durante todo el año.
Si existe la posibilidad de mover las plantas al interior de la casa, lo más recomendable es hacerlo. Por supuesto, el cambio debe ser gradual para no generar mayores traumas (amarillamiento, caída de las hojas, marchitamiento, etc.) y antes de que el termómetro marque menos de 7.2 grados centígrados.
Ya adentro, todo es cuestión de acomodarlas donde tengan acceso a luz solar (nunca cerca a estufas, calentadores o plantas de calefacción), elevar un poco la húmedad para ayudarlas a adaptarse al nuevo ambiente más cálido y seco, y regarlas cada vez que lo necesiten, asegurándonos de que no quede agua en el fondo de la maceta (puede pudrir las raíces).
Pero si el traslado de las plantas nos resulta imposible, entonces tenemos que aplicar las siguientes recomendaciones:
1. Levantar las plantas
Si no podemos mover las plantas al interior de la casa, pero tenemos la posibilidad de levantarlas no debemos dudar en hacerlo. Eso disminuirá la exposición de las raíces al suelo helado. Butacas, camas de madera y soportes en metal siempre son una buena opción para acomodar nuestras macetas. Si poseemos espacio y un muro o estructura que las proteja de las heladas y el viento, es recomendable desplazarlas hacia esos espacios, cuidando de que mantengan el contacto con la luz solar.
2. Construir una cubierta
Para el cuidado de plantas que no podemos mover ni levantar del suelo, podemos construir una cubierta que pueda protegerlas de las temperaturas extremas. El agribon es un excelente material para hacerlo. En todo caso, debemos asegurarnos de que el diseño de la estructura y el producto a usar no impidan el paso de los rayos del sol.
En los casos en los que no podemos construir la cubierta, podemos pensar, por lo menos, en una estructura tipo “muro” en agribon, plástico o madera que las protejan del viento. Al hacerlo, tenemos que asegurarnos de que el cultivo quede por el lado donde más sol recibe durante el día. Recordemos que es una época fría en la que hasta la más mínima dosis de energía solar puede ser fundamental para su subsistencia.
3. Reducir la cantidad de agua
En temperaturas bajas, la transpiración de las plantas es mucho menor. Por lo tanto, necesitan menos agua de la que normalmente les rociamos. Además, debemos procurar regarlas al medio día -hora “más cálida del día”-, y preferiblemente con agua tibia o no tan fría para evitar que las raíces se congelen.
En todo caso, es mejor no regarlas cuando las temperaturas están por debajo del punto de congelación.
4. Reforzar la nutrición
Esto es fundamental para el cuidado de plantas durante el invierno, pues suplementará los nutrientes que pueden dejar de recibir naturalmente de los suelos y les dará más fortaleza para resistir la dureza del clima. Si el resto del año aplicamos fertilizante una vez al mes, en esta época podemos hacerlo en dos ocasiones. Un Triple 17 puede ser la mejor opción al respecto, no solo porque es aplicable en cualquier tipo de flor, planta, hortaliza u ornato, sino porque su composición (17% de nitrógeno, 17% de fósforo y 17% potasio) es bastante completa para satisfacer las necesidades del cultivo en cualquier condición climática.
5. Proteger las plantas más vulnerables en las noches
Durante las noches, momento en que las heladas son más intensas, debemos cubrir las plantas y flores más vulnerables al frío con una tela, lona o plástico, siempre teniendo cuidado de no dañar el follaje.
Ya en el caso de las plantas de macetas, es recomendable que las protejamos con algún material que aísle las raíces del frío intenso.
6. Cuidar bien el césped
Durante el invierno, resulta conveniente no cortar el pasto a ras para que pueda sobrevivir. Pero dejarlo muy largo también pude volverlo quebradizo y arruinarlo antes de “que el sol vuelva a alumbrar”. Por lo tanto, es mejor que tratemos de mantenerlo a media longitud. Igual, durante esta época crece lento así que no tendremos que esforzarnos demasiado al respecto.
En caso de helada, es recomendable que cortemos el césped muerto y quemado. Además, debemos retirar periódicamente la nieve y las hojas que vayan cayendo sobre el pasto, pues durante esta época necesita más del sol para vivir.
7. Proteger las raíces
Bolsas de plástico negras llenas de paja o papel triturado en la base de las plantas mantendrán el suelo tibio. También podemos pensar en adicionar una cama de hojas trituradas, ramitas y cualquier otro tipo de materia orgánica, como periódicos, para proteger los sistemas radiculares.
8. Mantener limpio el jardín
La recogida de hojas caídas, plantas muertas y otros desechos no solo nos garantiza mayores dosis del sol sobre el césped; también evita que sean usadas como albergue por enfermedades y huevos de insectos que durante esta época no mueren, sino que hibernan mientras nos van tomando ventaja. Debemos recoger todo este material y usarlo como compost o desecharlo adecuadamente.
Por supuesto, esta es una tarea que deberíamos realizar semanas antes de la entrada del invierno, complementándola con una buena fumigación especialmente enfocada en la eliminación de hongos e insectos dañinos, organismos con varias posibilidades de seguir activos en el invierno para arruinar nuestras plantas.
9. Recortar las plantas perennes
No es recomendable podar demasiado durante el invierno, pues podemos “escindir una nueva vida” y los malos cortes pueden tardar más en cicatrizar. No obstante, si tenemos plantas perennes en nuestro jardín debemos podarlas antes de que entre el invierno y, si es el caso, un par de veces mientras pasa. Como bien sabemos, se trata de especímenes bastante fuertes que sobreviven a todas las estaciones y si no las mantenemos a raya pueden apoderarse del espacio en un abrir y cerrar de ojos. Puedes encontrar herramientas para jardín aquí.
Una recomendación adicional
El buen cuidado de plantas depende también de nuestro estado de salud. Dado que en invierno somos más propensos a padecer gripes y afecciones pulmonares, no podemos salir a trabajar en nuestro jardín sin un buen overol térmico, botas de caucho y guantes.
No sobra decir que esta no es una buena época para sembrar. Es mejor esperar a que regresen los “buenos tiempos”. No obstante, si no queremos que nuestro jardín pierda el colorido que lo caracteriza, podemos traer unas cuantas macetas con plantas de invierno. Azaleas, prímulas, violetas, violas, alhelí, ciclámenes y crisantemos (resistentes al frío pero no a las heladas) pueden ser parte de la vida y color que resaltará en días cubiertos.
Por lo demás, recomendamos terminar este año planificando la jardinería del que viene. Es bueno trabajar desde un principio pensando en función de las estaciones, con el fin de reducir los problemas ocasionados por los meses extremos.
Sembrar plantas resistentes al invierno y arbustos perennes es un buen inicio. Un segundo paso puede ser acomodar el cultivo en función de la resiliencia de los especímenes, es decir los más débiles contra las paredes y los más fuertes de cara al viento.