Algunos creen que con solo mirar el terreno superficialmente sabrán si se encuentra sano o no. Sin embargo, se corre el riesgo de no aprovechar sus beneficios. Por ello, surge la pregunta ¿Cómo saber si necesitas cambiar la tierra de tu patio? Con el paso del tiempo, la superficie terrestre ha ido perdiendo gradualmente sus propiedades y nutrientes. Si conocemos de cultivos, sabrá que no es un simple comentario. Lo más importante para lograr extraer un buen fruto del suelo, es conseguir un terreno fértil.
Test para evaluar la tierra de tu patio (de modo casero)
Antes de decidir cambiar la tierra de tu patio, debes conocer muy bien la que ya posees. Para que los suelos produzcan plantas, vegetales, hierbas y frutos de calidad, necesitas comprobar que existan los siguientes aspectos:
1. Absorción de agua
La circulación del agua en la tierra, interna y externamente, permitirá a las plantas, absorber los nutrientes necesarios. A su vez, logrará mantener una temperatura óptima y conservarlo húmedo. Una prueba sencilla de que esto se cumple en nuestro terreno es observar que el agua no se estanque.
2. Un drenaje adecuado
Aunque es cierto que la vegetación se nutre del agua que se moviliza en los suelos, el exceso del vital líquido puede debilitar las raíces, además de contribuir a la formación de bacterias y hongos perjudiciales para las plantas.
3. Oxigenación
Así como los seres humanos necesitamos del oxígeno, las plantas también lo necesitan para su desarrollo. Por esa razón, un terreno muy compactado o con mucha presencia de agua, afectara negativamente el cultivo. En este sentido, debemos dejar que tanto el oxígeno como el agua circulen en todos sus cursos.
4. Presencia de nutrientes
Cuando notamos que las plantas que crecen en el patio se forman rápidamente, son saludables, fuertes y se muestran resistentes ante los agentes ambientales, entonces podemos estar seguros de que la tierra posee buenos nutrientes. No obstante, podemos evaluar con mayor detalle para tener una mejor apreciación.
Si tenemos algún tipo de hortaliza sembrada, podemos observar su color. Mayormente estas son de colores verdes muy frescos y crecen de forma acelerada. También podríamos estar en presencia de alto concentración de nitrógeno, el cual afecta de forma negativa su conservación.
En caso contrario, si apreciamos que las hojas de dichas hortalizas manifiestan un color muy claro y amarillento y su crecimiento es muy lento, posiblemente el sustrato donde crecen carece de nitrógeno, el cual lo podríamos equilibrar al añadirle un abono que contenga dicho mineral.
Test para evaluar la tierra que posees (con equipo profesional)
- Iniciamos cavando un agujero en diferentes esquinas del patio, de unos 15 a 20 centímetros de profundidad.
- Luego, extraemos muestras de las diferentes esquinas del patio en cuestión, clasificando y llevando un control de cada zona que examinemos.
- A continuación, con las muestras de cada área, ya antes clasificadas, tenemos 2 opciones: Llevarla a un centro de diagnósticos de suelos, en el cual nos prestarán el servicio de análisis o podemos realizar nosotros mismos el estudio.
- Para realizar las pruebas, tomamos el kit de análisis de suelos electrónico, el cual incluye un dispositivo conectado a las sondas.
- Sometemos a revisión cada muestra para así extraer las lecturas y tomar notas de ellas.
- Con un dispositivo de pruebas de suciedad química (el cual viene acompañado de algunos químicos), seguimos los procedimientos dictados por el fabricante, que le brindan para la mezcla de los químicos y comparamos los resultados con la tabla del dispositivo.
- Una vez que ya tengamos todos los resultados, realizamos las modificaciones en nuestro terreno de las zonas que se salgan del rango, apegándonos siempre a los resultados obtenidos.
Guía para recuperar la tierra que poseemos
Si decidimos conservar o recuperar el suelo de nuestro patio, es necesario que lo sometamos a una fertilización, limpiándolo y labrándolo ¿cómo hacerlo?
1. Escojamos el mejor fertilizante
- Fertilizantes en gránulos: Estos nutren de forma natural las plantas por medio de sus raíces. Los gránulos en cuestión entran en un proceso de desintegración lenta y se filtran en el suelo para su absorción.
- Fertilizantes de liberación prolongada: Aportan gradualmente los aditivos en un lapso de tiempo, lo que minimiza el número de aplicaciones. Estos nutrientes se incorporan a la tierra a un compás permanente, permitiéndole a las plantas asimilar lo que requieren y en el momento que lo requieran.
- Fertilizantes de liberación rápida: Los nutrientes que este tipo de fertilizante segrega, se hacen disponibles de inmediato. La desventaja de este tipo de fertilizante es su rápido agotamiento, ya que su liberación es veloz. Recordemos que su uso en exceso puede ser perjudicial.
- Fertilizante líquido: Cuando las plantas ya han echado sus raíces, se puede aplicar este tipo de fertilizantes. A diferencia de los fertilizantes sólidos, este tipo de fertilizantes es más efectivo, en el caso de las plantas enfermas. Su rápida acción puede reavivar su vitalidad.
- Fertilizante sintético: Además de contener aditivos que estimulan el crecimiento de las plantas, su contenido es alrededor de 10% de potasio, 15% de nitrógeno y 5% de fósforo. El resto del contenido de este tipo de abono generalmente es aserrín, tierra y arena, lo cual solo es para hacer bulto.
- Fertilizante orgánico: La mezcla de propiedades naturales, tales como: la harina de huesos, la harina de sangre, la harina de pescado, y guano de murciélagos, da como resultado un excelente fertilizante orgánico. También se puede sumar hojas y algunas sobras de origen alimenticio, para conseguir una composta orgánico, debido a que, al mezclarlo con la tierra aportan sus nutrientes.
2. Limpiamos la superficie
Debemos remover todo tipo de plantas muertas, hierbas o plantas que no deseamos tener y que atraen de forma especial a ciertas plagas. En este sentido, es recomendable un mantenimiento periódico de la superficie, valiéndonos de las herramientas correctas.
3. Labramos el suelo
Desde hace muchos años, labrar la tierra es una técnica que ha aportado muy buenos resultados. Consiste en hacer canales de aproximadamente 20 centímetros donde vayamos a sembrar.
Para hacerlo, debemos utilizar una pala si el área es pequeña. En caso de ser muy grande, podríamos necesitar un equipo de mayor tamaño, como un motocultor. Las raíces y otros cultivos que van a permanecer allí podrían verse afectados en caso de utilizar estas herramientas muy cerca de ellos.
Es recomendable girar la tierra y desmoronar los terrones para aprovechar su nutriente (conocido como sustrato mullido), el cual será muy útil para que las raíces de las plantas se expandan con facilidad.
Guía para cambiar la tierra
Si con la ayuda del test determinas que debes cambiar la tierra de tu patio, es fundamental saber que no siempre es necesario reemplazar toda la tierra. Sin embargo, es aconsejable que retiremos la capa superficial del sustrato y la reemplacemos por una nueva capa.
En todo este proceso, debemos cuidar de no maltratar las raíces ni la parte exterior de las plantas. En general, la tierra nueva suele ser turba y cargada de ricos nutrientes, por sus componentes orgánicos vegetales.
Al realizar el aporte de nueva tierra a las plantas, debemos asegurarnos de que la parte superior añadida quede bastante holgada (no excesivamente compactada), facilitando así la circulación de humedad y oxígeno. Esto tendría un mejor desempeño en la tierra.
Luego de determinar cómo saber si necesitas cambiar la tierra de tu patio, es momento de que tomes tus instrumentos y verifiques el estado de la tierra de tu terreno o jardín. Haciéndolo así, garantizarás que tus plantas y flores crezcan resistentes y saludables.