Ajusta el cercado de alambre al diámetro de la maceta. Traslapa al menos una sección para asegurarte de que se unen firmemente.

Fija los extremos del cercado con los cinchos para asegurar el cilindro. Utiliza suficientes cinchos para mantener el alambre estable. Corta el cincho sobrante dejando más o menos ¼ de pulgada. Coloca la torre en la maceta; deberá ocupar entre una mitad y ¾ del espacio del contenedor.

Envuelve el exterior de la torre con tela de jardinería para medir cuánta vas a necesitar y córtala a la medida. Asegúrate de traslaparla un poco para que la tierra no caiga por los agujeros. Después, enrolla la tela y deslízala por el interior de la torre, colócala en su lugar dejando que sobresalgan 2” por la parte superior.

Dobla la tela sobrante sobre el extremo superior del cercado. Con la navaja, haz pequeñas hendiduras en la tela para que entren los cinchos; fíjala al alambre.

Rellena 1/3 de la torre con tierra y riégala para que se asiente. Echa otro 1/3 de arena y añade más agua; rellena el último 1/3 dejando libre 1” y riégala de nuevo.

Utiliza la pala de jardín para llenar de tierra la maceta por el exterior de la torre.

Empezando por la parte superior del cilindro, corta pequeñas “X”  en la tela coincidiendo con las agujeros del cercado y ordenándolos mientras vas bajando.

Añade las flores introduciendo un dedo en la tierra para después introducir la planta o el semillero en la abertura. Recuerda que no debes forzarlo.

Para terminar, coloca unas flores en la parte superior de la torre.

Riega y fertiliza la torre según sea necesario y mantenla bien cuidada durante la época de crecimiento.