Son buenos tiempos para tener un semillero o sembrar semillas en tu jardín. Si lo haces, en primavera disfrutarás de un suelo verde lleno de las flores y frutos que tú has hecho crecer. Antes de empezar a plantar, procura encontrar el tipo de planta que mejor se desarrolla en tu región geográfica.

Para cultivar semillas, primero debes preparar la tierra. Seguro conoces el rastrillo con dientes de acero, con él remueve el sustrato, así harás surcos que ablandarán el suelo, esto te servirá para hacer caminos de cultivo y airear la tierra. Las semillas tienen los nutrientes necesarios y al crecer sus raíces son frágiles, por lo que debes evitar el abono, éste es denso y no le permitirá el crecimiento de tu siembra.

Antes de depositar las semillas la tierra debe estar humedecida, para saber si es adecuada a la siembra. Toma una porción de suelo y haz una bola con ella, si se deshace con facilidad, el sustrato estará listo para ser plantado.

Las semillas deben estar plantadas de entre 1.27 y 0.63 cm de profundidad. Debes saber que algunas semillas germinan mejor cuando son humedecidas antes de ser plantadas. Procura iniciar tu siembra donde haya luz más parte del tiempo. La mayoría de las semillas brotan bien a una temperatura de 25º C.

Aprovecha la tierra removida para instalar un sistema de riego, ya que la tierra con semillas requerirá permanecer húmeda la mayor parte del tiempo, pero sin encharcar.

Seguir estos pasos permitirá el brote de plántulas, que requerirán de luz durante todo el día y humedad. Después de un tiempo verás que algunas crecen más que otras, y para que se desarrollen debidamente, deberás podar los tallos débiles y frágiles. Así, los más fuertes aprovecharán los nutrientes necesarios y crecerán frondosos y sanos. Cuando tenga el tamaño suficiente coloca abono orgánico.

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